martes, 13 de junio de 2023

Los orígenes del mundo


Selvin García en Museo Ixchel

Lugar: 6a. calle final zona 10 UFM

Fecha: 20 de junio

Hora de inauguración 7 p.m.
 

Puede visitarse hasta el 27 de junio en días y horas hábiles.

Parqueo Q40 con ticket sellado 



LOS ORÍGENES DEL MUNDO

Esta colección es el producto de un proceso de investigación que inició en el 2021, pero tiene sus raíces desde mi afición por la arqueología y antropología.  De joven quise estudiar arqueología, pero preferí la carrera de arte, pero mi hermana sí estudió arqueología y también tuve muchos amigos arqueólogos, igual hasta la fecha.  Estuve muy al día sobre los temas de arqueología, sobre todo en su participación para la historia universal, tan fundamental.  Entre tantos aportes de la arqueología a la historia, descubrí de joven, la lítica.  En los cursos de historia del arte también se conocí la lítica al abordar el arte rupestre y todas las muestras de arte asociadas a las primeras manifestaciones del hombre en sociedad y como individuo que desarrolla un concepto de la magia y las interrogantes fundamentales que continúan hasta hoy: auto percibirse como un individuo, las fuerzas superiores que van más allá de la materia que derivarían en el mito y los rituales que legitimaban aquello que las primeras mentes no podían comprender.

Durante aquel año volvió a mí todo aquel conocimiento y volví a indagar con la motivación arqueológica, pero sobre todo histórica y antropológica, pues quería abordar el tema de la lítica con una justificación que me permitiera hacer una reflexión sobre los inicios del hombre y su primer comportamiento, de manera que pudiera asociarlos a mi realidad.

La línea de investigación partió desde lo fundamental en cuanto a las definiciones y conceptos sobre la lítica, remitiéndome específicamente al paleolítico.  Este punto me pareció fundamental para no cerrarme a una idea localista del uso de la piedra en las civilizaciones prehispánicas, pues el uso de estas técnicas no es exclusivo de Mesoamérica.  Mi enfoque fue universal, es decir, el uso general de la lítica en la historia del hombre, idea que me llevó a las primeras especies del género homo, especies que se esparcieron por todo el mundo.  En lugares y temporalidades diferentes, estas especies manejaron la lítica como la primera herramienta para procurarse una ventaja en la cacería, que a su postre ayudaría a la sobrevivencia sobre los animales.  Pero estas etapas del manejo de la tecnología revelan al mismo tiempo, la importancia del uso de la piedra, siendo tanta, que sin ella el hombre no hubiera logrado su sobrevivencia, mucho menos su evolución.

Al abordar el paleolítico y la información que los descubrimientos arqueológicos arrojan, se abre un mapa completo desde el primer homínido que descendió de los árboles empujado por el cambio climático que transformó la abundante selva en sabana.  Al descender de los árboles en busca de comida, tuvo la primera necesidad evolutiva de ponerse en pie, la segunda, usar herramientas.  Esta segunda necesidad es evidente si consideramos que, en medio del mundo de fieras, su único refugio, los árboles, eran muy escasos, por lo que debió utilizar una herramienta para defenderse, y lo que tenía a la mano, era un palo o una piedra.  Este es el germen del uso de la piedra como herramienta que en este caso fue accidental y guiado por el instinto.  Sin embargo, ese instinto está tan arraigado en nuestra especie que, al enfrentarnos a un peligro en la calle o en el exterior, al ser atacados, buscamos algo con qué defendernos.  Es típico el caso de ir por la calle y encontrarnos con un perro peligroso y nuestra reacción automática es escapar o encontrar “algo” para arrojarle y ahuyentarlo.  Lo hacemos hoy de la misma manera que lo hicieron estas primeras especies.  Este es un vago y simple ejemplo, pero demuestra que, desde los inicios del hombre, la piedra fue el primer gran apoyo que tuvo para sobrevivir. 

La evolución de millones de años trajo nuevas especies adaptadas a las condiciones climáticas y geográficas, pero mantuvieron la constante de utilizar herramientas, de tal manera que la tecnología lítica se hizo necesaria, siendo tan fundamental que la arqueología pudo clasificarlas en etapas.  Las primeras revelan que el uso fue rudimentario y llegó al perfeccionamiento, especialización y refinamiento conforme las especies se mostraban más avanzadas a la especie anterior.  De esta forma, la primera tecnología era solo la piedra con un corte que dejaba el filo expuesto, las demás, transformaron la piedra en herramientas en tallas más especializadas de ambas caras, con filos y formas más específicas para lastimar, devastar, machacar, desmembrar huesos, desgarrar pieles, hasta herramientas tan especializadas como anzuelos para pesca, arpones y agujas (en este punto ya se había llegado a la vestimenta).  Significa que la tecnología lítica deja al descubierto el grado de complejidad de los primeros grupos y el desarrollo del pensamiento, dejando el instinto y avanzando hasta los primeros indicios de la abstracción mental.

La abstracción mental es deducible al observar el proceso de pensamiento actual, en el que debemos tener en mente el objeto final que deseamos tener a partir de una materia que ha de ser transformada; para lograrlo necesitamos la imagen mental previa, los procedimientos y útiles que hemos de emplear, así como el control motriz de las manos y fuerza para ejecutar lo que hay en la idea.  Esto nos parece sencillo desde nuestro conocimiento a priori y a posteriori gracias a nuestras experiencias previas, pero el hombre primitivo, siendo el primero en la historia, no tenía ningún referente ni una estructura de pensamiento, por lo que la necesidad de crear una herramienta a partir de una piedra, fue el experimento que lo forzó mentalmente, tal como lo hicieran los primates actuales en experimentos en los que deben ingeniar soluciones.

Este principio de la abstracción mental también supone otra dificultad: la transmisión del conocimiento a otro individuo.  No habiendo registro de un idioma, es difícil comprender el método en que pudo ser enseñado este conocimiento mas que la imitación, pero esta imitación también supone un esfuerzo mental en el que se reproducen las técnicas y procedimientos, pero el individuo que imita, al hacerlo, también empieza a razonar sobre los resultados propios que surgen de esta imitación y se apropia de ellos para que, en consecuencia, el pueda enseñarlo también a otro individuo.

Retomando la necesidad de alimento y protección, la piedra brindó a la especie un utensilio de cacería efectivo al poder lanzar un proyectil para atrapar a las presas; en este momento estamos considerando que la especie dio el salto a ser omnívoro y agregar carne a su dieta, empujado también por el cambio climático y la adaptación de los recursos alimenticios devenidos de aquello.  El agregado de carne integró proteína al cuerpo y esto estimuló el desarrollo de los músculos, los huesos y el cerebro.  Un cerebro más grande supone más desarrollo y mayores habilidades mentales, que se vieron reflejadas en una mejor técnica para fabricar herramientas para suplir sus necesidades, ya con el pensamiento abstracto en escena.  En este momento ya existe una clara separación de los animales. 

La carne posteriormente fue cocinada al descubrir el fuego, por lo que la carne pierde los parásitos o bacterias dañinas y permite un mejor aprovechamiento de los nutrientes de la carne y como citamos, esto mejora las capacidades físicas y mentales.  En cuanto al cerebro, este es capaz de tener abstracciones, sueños, recuerdos y crear afinidad afectiva de una manera superior a los animales.  Aparece aquí el primer momento de organización comunitaria al dividir las faenas de cacería y fabricación de armas y demás útiles que sirvan a la comunidad: vivienda, ropa, lanzas, etc.  También surge el pensamiento mágico que se hace más palpable en los primeros enterramientos, lo que supone los indicios de una insipiente visión espiritual de la existencia.

 Estas habilidades mentales se mantienen en la contemporaneidad, valga el ejemplo del uso de la piedra ante un perro callejero, pero también se manifiesta en diversas formas.  Una ellas es la visión espiritual de algo más allá de lo que materialmente existe, una necesidad de encontrar respuesta a la existencia y el aprovechamiento de los recursos naturales, así como la dependencia de las herramientas o máquinas.  Todo esto se encuentra atado al hombre, desde el origen de la primera especie y se mantiene oculta en nuestro pensamiento primitivo o animal.

La presente colección pues, muestra piedra obsidiana tallada con estas técnicas de millones de años, que, gracias a la arqueología experimental, se puede inferir que debió ser de esta manera, que las primeras especies dominaron este primer elemento y lo transformaron, es decir, el hombre transformador de su realidad para garantizar su existencia.

La obsidiana es una piedra de origen volcánico que es más bien, un cristal, un material constituido mayormente por sílice lo que la convierte en un vidrio natural. Esto le da sus características de fragilidad, pero también el filo que produce cortes muy precisos y profundos según su empleo.

A nivel evolutivo, formó parte de las herramientas paleolíticas junto con el sílex y el pedernal, pero a nivel local, en Mesoamérica, tuvo una connotación más allá de la utilitaria y recibió atributos sobrenaturales.

 Se le asocia con el rayo y en muchas comunidades se le llama piedra de rayo, pues existe la creencia de que un rayo que golpea la tierra, transforma a ésta en una obsidiana al cristalizarla.  Se le vincula también a Tezcatlipoca en la región del centro de México; El señor del espejo humeante es reconocido iconográficamente por portar un espejo redondo de obsidiana negra (existen variante de rojizos y grises dependiendo de los materiales que se mezclaron en el volcán) y que se le atribuyen poderes mágicos como un oráculo o portal dimensional a través del espejo.

Su uso en Mesoamérica se encuentra a todo nivel y aparece en todos campos de la vida de las comunidades: en el hogar para preparar los alimentos, cortar leña; en la vida comercial como objeto de lujo e intercambio por otros bienes; en la vida administrativa como objeto de ostentación e insignia de estatus social; en el ámbito militar para fabricar lanzas, flechas, macuahuitl y demás, y finalmente la vida religiosa, que es la más importante.

En el ámbito religioso se asocia al sacrificio y todo lo que conlleva el derramamiento de sangre, la flagelación y el dolor.  Se asocia con un poder de protección justamente por su cualidad de lastimar, herir y cortar, portado por sacerdotes quienes extraían corazones usando obsidiana, un material con poca fricción lo que permitía una hendidura muy profunda pero lo suficientemente firme para cortar tendones, músculos y huesos.  Según crónicas españolas narradas por Alejandro Pastrana, los conquistadores decían que tenía un corte dulce pues la herida era imperceptible pero tan capaz de cortar la cabeza de un caballo con un solo tajo de macuahuitl.

Se han encontrado piezas excéntricas con forma de alacrán, pues también el dolor agudo de este insecto es similar al corte de la obsidiana, pero todo esto se entiende mediante la idealización de los atributos mágicos de la obsidiana que hasta el momento están presentes en las comunidades con fuerte presencia indígena.  En el memorial de Comalapa, un campo santo a las víctimas del conflicto armado, se encuentra un altar circular de obsidiana, que indica efectivamente la idea de entes protectores, siendo estas piedras los defensores del campo santo, nuevamente refiriéndonos a los poderes de cortar y herir, en este caso, a quien quiera entrometerse negativamente en aquel memorial. 

Chay es el nombre que recibe en distintos idiomas mayas, razón por la que, a los trozos de vidrio industrial o botellas, se les dice chaye, que resulta ser un derivado de chay que se refiere al vidrio natural, razón también por la que se entienden algunas expresiones como “me corté con un chaye” cuando se cortan con el vidrio de alguna botella.  La piedra de chaye sigue presente en la conciencia colectiva de nuestra región, no tanto en Europa, pues fue sustituida por el descubrimiento temprano del metal, que no sucedió así en América.

Mi colección consta de dibujos inspirados en la lítica y piedras de obsidiana talladas con percutor de piedra y hueso, realizando bifaces y punzones, para demostrar estas técnicas prehistóricas de talla.  A partir de ella, pretendo generar pensamiento mediante los cuestionamientos de la evolución de nuestra especie y de los proceso mentales que surgen a partir de nuestra desnudez ante el mundo y los elementos; pueden surgir los cuestionamientos sobre cuánto hemos evolucionado o no, ya que seguimos dependiendo de estas materias tan básicas a pesar de los millones de años de evolución, o bien, confortarnos por todo el camino recorrido y que en verdad, hemos ganado nuestro lugar en el mundo como una especie que ha evitado su extinción gracias a su capacidad mental y su creatividad y sobre todo, el espíritu de enfrentarse a lo desconocido en medio de lo inhóspito del entorno. 

 Selvin García

 

 

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