Lugar: Galería del Centro de Fundación G&T Continental 5a. avenida 12-38 zona 1
Fecha: 17 de enero
Hora de inauguración: 6:30 pm
Puede visitarse de lunes a viernes de 9 am a 4:30 pm hasta el 13 de febrero. Entrada libre
Ana María de Rademann, sin título, 1976 óleo/lino 70 x 80 cm
EL COLOR DE GUATEMALA
Una
importante retrospectiva viene a señalar el trabajo de una de las paisajistas
más valiosas de la nación: Ana María de Rademann. Su trabajo, que roza los sesenta años de
actividad, nos recuerda una rama de las artes visuales cuya vigencia no
mengua. Pintora de la naturaleza, la
arquitectura antañona y la exótica flora del país, esta protagonista del color es
ejemplo vivo de una visión académico/formal de las artes visuales.
Su
primera exposición personal se organizó a mediados de los años setenta. Desde aquel momento consiguió críticas de
peso de firmas con autoridad en la materia.
Semblanzas que contribuyeron a la visibilidad de su trabajo. Cuyos logros se posicionaron rápidamente en
escenarios como las subastas del Club Rotario Guatemala Sur y la del Instituto
Neurológico. Tres exposiciones
personales en la Escuela Nacional de Artes Plásticas, en un momento en que esa
sala no se abría a la producción femenina, consolidaron su posición en el
prontuario artístico alcanzando el rango de “Maestra de Artes Plásticas” otorgado
por el Ministerio de Cultura y Deportes.
La
colección que se exhibirá primero en las salas de la Fundación G&T
Continental (organizadora del evento) y, después, en el Hotel Museo Casa Santo
Domingo, proviene del entorno íntimo de la artista. Son trabajos seleccionados por sus hijos y
amigos cercanos a lo largo de su carrera y que forman parte de un entorno
doméstico. Poco más de un centenar de
pinturas que narran un recorrido personal por el lago de Atitlán, bosques
húmedos del occidente, la Antigua, volcanes, montañas y varios parajes de la
meseta central. Material suficiente para
crear esta retrospectiva, evaluar su labor constante, observar el apego que
Rademann siente por determinadas vistas y la exitosa resolución de los retos
que las mismas le ofrecieron. Aspecto, el
de su dedicación a determinadas locaciones, que le otorga un carácter
científico a toda su producción.
A
la pinacoteca se le suman algunas creaciones de taller. Son varias naturalezas muertas y dos
bodegones. Estos dos últimos, poco
usuales en su trayectoria. Creaciones
que ponen de manifiesto un sentimiento vibrante del color y la
composición.
La
muestra posee la virtud de trasportarnos al universo de la pintura
académica. A un ejercicio gestual
confeccionado a espátula, mayormente, cuya sumatoria de luces, sombras y otras
peculiaridades, denotan a una autora potente.
Es, Ana María de Rademann, uno de los eslabones que unen la historia del
paisajismo guatemalteco.
Guillermo Monsanto
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