Homenaje a Jamie Bischof
Lugar: Centro Empresarial Pradera Blvd. Los Próceres 24-69 zona 10
Fecha: 6 de septiembre
Hora de inauguración: 7 pm
Puede visitarse de lunes a viernes de 9 am a 5 pm hasta el 31 de octubre. Entrada libre
El brillo del aluminio
Las obras de esta
artista norteamericana de nacimiento y guatemalteca por adopción son más
emotivas que conceptuales.
La honradez hacia sí
misma y con quienes la rodean, la sinceridad con su propia visión del arte, su
pasión y su capacidad de reinventarse han hecho de Jaime Bischof una figura
singular en las artes de Guatemala. Empezó en los años setenta cuando había muy
pocas mujeres artistas.
Con las obras del período negro de Mark Rothko en mente y en las que vio una
investigación del color y no la ausencia de este, su trabajo inicial estuvo
influido por el arte gráfico al que se había dedicado de joven. El Pop Art, la publicidad y la comunicación
visual eran parte de su ambiente, pero la seducía la posibilidad de sugerir
toda la gama cromática únicamente con el negro y el blanco.
También trabajó
lienzos que tenían forma (shapped
canvases) a cuya blancura añadía escasas franjas grises. Más adelante
abordó el aluminio. Advirtió que, con su brillo y reflejo, proyectaba el color
desde su ausencia. El aluminio recibe y devuelve imágenes y su aparente
estatismo se rompe con el movimiento de su entorno.
El arte maya, los
colores, la gente y las costumbres de Guatemala están presentes en sus piezas.
El grado de abstracción con que Jaime aborda las visiones del país en que vive
le debe un tanto al ya mencionado Rothko, a Ad Reinhart, Sol Le Witt,
Frank Stella y a los guatemaltecos Danny Schafer, Luis Díaz, Zipacná de León y Margot
Fanjul con quien la unía una gran amistad.
Después de dedicarse
a la poesía, a acompañar a su esposo a la finca, a lograr que sus hijos se
hicieran adultos, Jamie volvió a su taller hace once años. Desde entonces no se
ha interrumpido esa especie de delirio productivo que la sacude y no la deja en
paz. Ha realizado cinco exposiciones individuales, ha participado en dos
bienales, ha recibido varios reconocimientos y se han visto piezas suyas en más
de dos colectivas cada año.
Sus obras de 2007 conservaban
el ensamblaje de las últimas hechas en 1982, con referencias al mundo maya y a
los macacos coloniales. Sin embargo, su
lenguaje poco tardó en cambiar. En la XVI Bienal de Arte Paiz (2008), presentó
un políptico que alternaba franjas hechas de llantas de autobuses con su
habitual aluminio. Al año siguiente, sus obras se abrieron y dejaron espacios
vacíos. Las líneas, las esquinas y los recovecos generaron nuevas estructuras penetradas
por el aire y duplicadas por las sombras proyectadas en la pared. Más tarde,
incorporó la madera que le dio calor y calmó al atrevido brillo del aluminio. La
geometría de ángulos rectos, intencionalmente dislocada, anunciaba lo que
siempre le ha intrigado: la construcción y la ruptura, la composición y la
descomposición, lo medido y lo no medido.
Jaime provoca
rompimientos, incursiona en la medida desmedida, en el control consciente de un
inconsciente desbordado. Con el trabajo arduo calma una imaginación desapacible
e incansable. En repetidas ocasiones ha comentado cómo visualiza en su
totalidad una obra antes de hacerla. Se le presenta in mentis como algo terminado, luego se dedica a buscar los
materiales para llevar a cabo lo que visualizó de antemano. Cada obra se le
revela claramente y pocas veces cambia esa primera visión al hacerla. También el
hallazgo tiene lo suyo. Lo fortuito o imprevisto se le impone con la seguridad de
la certeza inapelable. A ello le siguen los aspectos técnicos no exentos de
dificultad, pero, como en el caso de un artista experimentado, los
materiales y sus soluciones le salen al encuentro.
A veces, el acabado
más pulido de un fragmento permite hacer un énfasis o establecer una nueva
cadencia. Esos pequeños detalles aluden a combinaciones distintas sugiriendo
otras consistencias o revelando otras lecturas.
La capacidad de renovación
de Jamie es como un metabolismo vivo que regenera células y tejidos provocando
una constante vitalidad. Por ejemplo, en su serie Nuevo repertorio geométrico (2014) el tubo de plástico gris, de
apariencia acerada, se alió al aluminio. Los círculos convivieron con los
ángulos y generaron nuevos ritmos. La curva de hélice o helicoidal desarrollada
en torno a un eje –propia de los ductos de las maquinarias complejas, los
anillos periféricos, y que aparece en la escultura clásica (el Laocoonte), en
la barroca (Bernini), en la arquitectura de Gaudi y Lloyd Wright, entre otros–
fue el cambio que introdujo ese año.
La emotividad vital
que la embarga se nota desde el instante en que la conoces, pero la mesura
aquieta el torbellino. Jamie es una dama. La elegancia con que ha templado su
carácter se transfiere a sus obras: vitales, pero sosegadas; dinámicas y además
quietas. Así como con el blanco y el negro se abarca la totalidad de los
colores, su estilo es austero, porque con poco dice mucho.
s. herrera u.
mayo, 2018
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